Lealtades familiares - ¿A quién honramos en nuestro sacrificio?
El psiquiatra de orígen húngaro Iván Böszörményi-Nagy la llamó "lealtad invisible".
Se repite un hecho, una actitud, un suceso por afán de ser fiel a la familia, se copia la historia por mantener el "guión" de los mayores. En definitiva, se reproduce aquello que viene encriptado y no se explicita, pero ahí está, perturbando. Darse cuenta alivia porque se sabe. Saber permite analizar y comprender. Sin verdad se construye sobre arena movediza. Y cada generación le arruina la existencia a la siguiente.
El concepto de lealtad familiar identifica los conflictos no admitidos o inconscientes con una actitud correlativa a la "traición". La autonomía en la toma de decisiones -si rompe el modelo del clan- es vivida como ruptura del lazo, como deslealtad.
Hay familias en las que fechas y episodios traumáticos se vuelven cuestión de almanaque. Se sintoniza ese ruido que anuncia algo del orden del estrés inexplicable, aparece una anticipación de algo, alguien, una etapa temida, una "mala racha" que se acerca y tiene ecos lejanos grabados en la psiquis. El sujeto se debate entre la fidelidad al clan y lo sufrido por los mayores, o liberarse. Triunfa la lealtad y fracasa el sujeto.
"¿Cómo se da uno cuenta de que alguien está llegando?... porque me dolía la parte de su vieja herida. Se advierte la presencia de alguien cuando duele en nuestro cuerpo la parte que corresponde a la cicatriz del otro".
Es necesario poner en marcha "el sanador interno" que todos llevamos dentro. Desmontar el mecanismo de la culpa y la cicatriz ajena lleva tiempo y voluntad de cambio. Hay que atravesar momentos difíciles porque la sombra del linaje agobia con su peso.
Vale la pena intentarlo.
Fragmento del libro "Secretos familiares, ¿Decretos personales? de Diana Paris.
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